VERBALINA Escuela para Escritores

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Hoy voy a proponerte que no cuentes toda la verdad. Porque si haces eso, tu historia puede ser aún más interesante.

La técnica narrativa de la que voy a hablarte no es nada nuevo; sin embargo, sigue siendo un buen recurso de la literatura actual para mantener el suspense de la historia y/o para conseguir la brevedad del texto. Voy a hablarte de la elipsis, aunque también puedes conocer esta técnica como “la teoría del iceberg” de Hemingway o, si lees a Vargas Llosa, quizás lo conozcas por “el dato escondido”.

¿Qué es la elipsis narrativa (teoría del iceberg o dato escondido)?

La elipsis narrativa (teoría del iceberg o dato escondido) es omitir una parte o elemento de la historia.

No hay que confundir esta elipsis con la gramatical, que es cuando suprimimos alguna palabra que damos por sobreentendida o que no es necesaria en el discurso (te recuerdo este ejemplo de elipsis gramatical tan conocido: “Lo bueno, si [es] breve, [es] dos veces bueno”).

ideas para emplear la elipsis narrativa en tus novelas y relatos

I. Reflexiona sobre cuáles son tus objetivos

Quizás te estás preguntando por qué te va a interesar callar todo lo que has estado trabajando, no en vano has pensado en cada detalle de la trama y de los personajes para que el lector tenga una buena idea de ellos, ¿verdad? Entonces, ¿por qué no contarlo todo?

Como es evidente, si decidimos “comernos” una parte de nuestra historia, antes tendremos que pensar porqué queremos hacerlo. En otras palabras, tendremos que tener claro qué objetivo deseamos conseguir con ello. Aquí te dejo tres objetivos para los que esta técnica puede ser útil:

* Conseguir la brevedad

A veces necesitamos abreviar una parte o la totalidad del texto. Como ya supondrás, esto se vuelve especialmente útil en el caso del microrrelato y del relato.

*Agilizar el ritmo de la historia

En ocasiones notamos que los puntos especialmente importantes de nuestra trama están demasiado distanciados entre sí. Esto puede hacer que el lector se impaciente al no llegar rápidamente a ese otro hito importante de nuestra historia. En este caso, también nos podemos plantear realizar elipsis que agilicen el ritmo.

*Aumentar el suspense

Quieres que tu lector no levante la mirada de las páginas de tu libro, ¿verdad? Una manera puede ser que no se lo cuentes todo. Provoca que el lector se haga preguntas sobre eso que falta, que se lo invente o que conjeture sobre ello. Haz que tus silencios activen su curiosidad y fantasía.

Como ya supones, no tienes porqué perseguir uno solo de estos objetivos en tu texto. Puedes combinar varios de ellos o bien perseguir otros. De una forma o de otra, lo interesante es que lo reflexiones. Tener una idea lo más clara posible de por qué queremos hacer la elipsis, nos ayudará a elegir mejor qué momento o elemento de la historia callar.

II. Elige el elemento más adecuado para omitirlo

Ahora es cuando viene lo compliado: decidir qué omitir para que tu relato o novela tenga sentido y a la vez aprovechar todo el potencial de esta técnica. Como te comentaba antes, tu silencio dependerá, entre otras consideraciones, del objetivo que te hayas marcado.

A grandes rasgos, puedes realizar dos tipos de silencios:

  1. Omitir una parte sobrentendida o poco importante de la historia.
  2. Omitir un elemento relevante o muy relevante para la historia.

1. Omitir una parte sobrentendida o poco importante de la historia

Si deseas acelerar el ritmo o bien ganar en brevedad, eliminar lo que el lector ya supone puede ser una buena idea. Por ejemplo, puedes suprimir…

a) Acciones poco importantes para la historia

Hay partes de nuestra trama que no tienen una gran trascendencia en el conjunto de la obra. Quizás hemos considerado necesario escribirlas porque creemos que nos sirven de enlace entre escenas o porque nos ayudan a reforzar a algún personaje. Sin embargo, cuando las desarrollamos nos damos cuenta de que se alarga la distancia entre los hechos verdaderamente importantes en nuestra historia. Esto puede provocar, como te explicaba antes, que el ritmo se ralentice y que perdamos la atención del lector. Si notas que éste es tu caso, que no te tiemble el pulso y borra lo que no es necesario y que el lector puede suponer o inventar. (Sí, ya sé que a veces nos da penilla borrar, después de todo el trabajo… pero tendrás un mejor resultado final).

b) Parte del planteamiento de la historia que el lector puede sobrentender

 Como sabes, la estructura de la historia es planteamiento-nudo-desenlace. Pero, ¿verdad que en ocasiones no es necesario escribir al detalle el planteamiento e incluso se puede sobreentender casi en su totalidad? No dudes en crear una elipsis de esta parte siempre que lo consideres necesario, especialmente si estás trabajando microrrelatos o relatos, géneros donde es obligada la brevedad.

c) Algunos rasgos de los personajes

En ocasiones nos servimos de personajes estereotipados (por ejemplo: la madre, el ladrón, el banquero…) de los que el lector ya tiene una idea sobre cómo son. Otras veces, nuestro afán por caracterizar bien a los personajes nos conduce a dotarlos de rasgos o hacerlos desarrollar acciones que no aportan nada significativo ni a su carácter ni a la historia. En estos casos, también puedes plantearte suprimir estos elementos y dejar que el lector los construya o invente.

d) Etc.

2. Omitir un elemento relavante o muy relevante para la historia

Esta elipsis supone ir un paso más allá de lo que te exponía en el punto anterior. Es más complicada de realizar pero tremendamente efectiva si lo que deseas es aumentar el suspense de tu novela o relato. En concreto, es a este tipo de elipsis a la que se refiere Hemingway en su teoría del iceberg: al igual que del iceberg únicamente es visible lo que está por encima de la superficie del agua, el lector sólo “verá” una parte mínima (la que tú como autor quieras dejar impresa sobre la superficie de la página) de lo que sería la historia al completo. Vargas Llosa, por su parte, también comenta que es preciso que el “dato escondido” por del autor sea muy significativo porque de este modo se azuza al lector a intervenir de manera activa en la elaboración de la historia con sus conjeturas y suposiciones.

En los próximos artículos de este blog te analizaré un relato como ejemplo (hacerlo aquí sería demasiado extenso).

En conclusión

El silencio que creamos con la elipsis narrativa no es un silencio mudo. Por el contrario, es un silencio que habla tanto al lector como a la trama escrita. Por un lado, al lector le dice que invente, que ponga en marcha su fantasía y que construya lo no dicho en la historia. Por otro lado, este silencio está interpelando constantemente a la parte escrita de la historia, lanzándole preguntas que el lector tendrá que responder.

Por esta razón, no “te comas” de manera arbitraria fragmentos de tu historia. Sé consciente de porqué lo haces y piensa cuál es la mejor manera de hacerlo. Es posible que estés pensando que esto no es fácil pero… ¿quién dijo que iba a ser coser y cantar? Esa ha sido la parte de la historia que no te he contado, pero aquí te lo digo bien claro para que no quede dudas: escribe, borra, equivócate… y aprende.

Y tú, ¿has empleado este recurso en algunos de tus textos? ¿Habías oído hablar antes de esta técnica? ¿Habías pensado en por qué emplearla? Cuéntame, cuéntame…

Menciones y recursos

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Espero haberte ayudado a mejorar la calidad de tus textos literarios.

¡Nos vemos entre lineas!
Ruth

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