Escuela para Escritores

Queremos que el lector imagine, de la manera más realista posible, la historia que narramos en nuestros relatos, cuentos y novelas. Así, realizamos descripciones del entorno, de las características físicas de los personajes o contamos con detalle determinada situación. 

Cuando conversan dos o más personajes también deseamos que el lector «viva» ese encuentro. Así, podemos sentirnos tentados de recrear cada charla (a veces intrascendente) que mantienen entre ellos.

Al utilizar el diálogo de manera adecuada incrementamos la sensación de verosimilitud de los hechos y contribuimos a que el lector tenga una experiencia más «vívida» de la historia, 

Pero no siempre que hablan dos o más personajes dicen cosas interesantes (al igual que sucede en la vida real). A veces no se intercambian información que haga avanzar la obra (en el caso, por ejemplo, de que un personaje informe a otro de algo que el lector ya conoce o que mantengan conversaciones intrascendentes.

En estos casos, el diálogo, en lugar de contribuir a que el lector tenga una impresión más vívida de la historia, ralentiza el ritmo de lectura y  puede hacer que la atención del lector disminuya.

En la última Sesión en Vivo me preguntaron: «Siempre que actúan personajes tiendo a escribir un diálogo entre ellos. ¿Cómo no abusar de los diálogos?» Si tú también te encuentras con esta duda, más abajo te explico cuándo escribir un diálogo en tus relatos, cuentos y novelas.