VERBALINA Escuela para Escritores

Escuela para Escritores

Ya tienes claro el argumento. Has escrito varios esbozos con la construcción de tus personajes, te has documentado, has pensado cómo será tu final… incluso has buscado los escenarios más idóneos para tu novela o relato. Ahora solo te falta sentarte y escribir.
 
Quieres hacerlo como los escritores a quien tú lees, con un lenguaje cuidado y a prueba del crítico más minucioso. Porque, ya que tu nombre va a ir bajo el título de un libro, tus lectores esperarán eso: que escribas como escriben los escritores.
 
Es entonces cuando empiezas a notar el peso de la literatura universal sobre tus inseguridades. Porque cómo tú, que te has puesto tu música preferida o has conseguido un precioso silencio para trabajar en calma, esperas expresarte como Cortázar, o como Auster, o como Rivas. Y entonces te vas con tu música o silencio a otra parte, prometiéndote que mañana será el día en que comenzarás tu novela.
 
Pero… ¿cómo se supone que escriben los escritores?
Es cierto que un buen escritor cuida el lenguaje y, sin duda, muchos lo manejan con gran belleza. Por otro lado, todos tenemos en mente las lecturas que admiramos y deseamos alcanzar un estilo que “esté a la altura”.
 
Estas dos ideas (o dicho de otro modo: el miedo a no cumplir nuestras expectativas o las de los lectores) pueden “invitarnos” a dejar para otro día la redacción de nuestro relato o bien nos pueden llevar a utilizar un lenguaje en exceso artificial o innecesariamente cultista porque crearmos que es eso lo que “se espera” de nosotros como autores.
 

Por esto, hoy te voy a dar 5 ideas para no escribir como “se espera”:

1. Empieza por escribir frases cortas. Puede que admires las frases con un montón de subordinadas, incisos, etc. Si las escribes correctamente y es tu manera personal de expresarte, adelante. Pero si, al repasar tu texto, te das cuenta de que no es ágil, resulta farragoso o suena impostado, quizás sería el momento de que volvieses a redactarlo. Puedes dividir la “megafrase” en otras más cortas. Al hacerlo, organizarás las ideas de nuevo y darás mayor claridad y naturalidad a tu prosa. Con la práctica irás añadiendo nuevos elementos y, si tu estilo personal es de frases largas, las escribirás correctamente. De esta manera, no escribirás oraciones extensas para dejar impresionada a la audiencia, sino porque es tu estilo. Y si no lo es, dejarás a los lectores boquiabiertos con la agilidad de tus frases cortas.
 
2. Utiliza un vocabulario acorde al tono y contexto de tu escrito. Que tu personaje no se ponga estupendo yendo “al excusado” en una situación donde debería ir “al váter” (ni al revés). Todas las palabras son necesarias, pero no en todas las situaciones que narras. Sé preciso y dí lo que quieres decir dentro del tono que el contexto requiera. Tu texto no ganará en calidad literaria porque busques trasgredir con términos nuevos o malsonantes, o porque emplees palabras que poca gente conoce, sino porque las empleas de la manera adecudada.
 
3. Emplea la palabra precisa, y no mil rosas fragantes de aterciopelados y coloridos pétalos, o lo que es lo mismo: adjetivos sin ton ni son. Limpia tu prosa. Y cuando lo hayas hecho, límpiala más. Es más elegante que busques la palabra precisa que cargarla de adjetivos que el lector ya puede suponer.
 
4. No tengas miedo a equivocarte. Ya te lo comentaba. A veces, el miedo a no cumplir nuestras expectativas literarias o las de los lectores nos paraliza al sentarnos ante la libreta o el ordenador. Escribe y equivócate. Después lo leerás y te darás cuenta de tus errores. Tómatelos con humor y vuelve a escribir. Ya has aprendido cómo no quieres que sea tu estilo.
 
5. Sé original porque ¿para qué escribir como otros si puedes escribir como tú mismo/a? Y ahora la que me pongo estupenda soy yo citando a Unamuno: “Extravaga, hijo mío, extravaga cuanto puedas, que más vale eso que vagar a secas”. Escribe como te pida el cuerpo, de tal manera que cuando lo leas solo suene a ti. Hacer ejercicios de estilo intentando imitar a tal o cual autor está muy bien para practicar y aprender. Pero cuando te sientes a escribir tu propia obra, que solo suene a ti.
 
Y tú, ¿te has dejado llevar por la atracción de “mil rosas fragantes de aterciopelados y coloridos pétalos? Tengo que reconocer que yo sí, pero ya me he desintoxicado. ¿Sientes “la presión de la literatura  universal sobre tus hombros” antes de ponerte a escribir? Cuéntame, cuéntame…

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Espero haberte ayudado a mejorar la calidad de tus textos literarios

¡Nos vemos entre lineas!
Ruth

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