Sabemos qué historia queremos contar y quién la va a protagonizar. Hemos creado al personaje con mimo, lo hemos definido física y psicológicamente, hemos pensado en sus aptitudes y actitudes, e incluso en detalles de su vida más allá de las páginas de nuestro libro. Para nosotros este protagonista no tiene secretos porque también éstos los hemos diseñado con precisión de orfebre. Entonces, ¿por qué a veces el lector no tiene una idea clara de cómo es?
Nuestra labor como escritores no es sólo construir el personaje: también consiste en facilitar que el lector lo conozca. Esta es una de las dificultades que observo en algunos de los participantes en mis cursos y talleres. El motivo es que casi no se ha dirigido energía a pensar en cómo podemos presentárselo al lector. Por esta razón, a menudo se escribe una parrafada enumerando una cualidad tras otra. En algunas ocasiones esta enumeración puede ser suficiente, pero en otras resulta poco efectivo.
En este artículo voy a enunciar las dos principales maneras de presentar tu personaje al lector (directa e indirecta), y voy a explicarte los tipos de descripciones que puedes emplear para dar a conocer a tu protagonista.
La caracterización directa consiste en explicitar los rasgos del protagonista. Presentar un personaje de forma directa encajaría con la idea que a priori tenemos de una descripción. Si, por ejemplo, quisiéramos comentar con María algo sobre Pedrito y ella no recordara quién es, nos pediría que se lo describiéramos. En ese caso, casi con toda seguridad diríamos algo así: “Pedrito es alto, simpático y tiene los pies grandes”.
Este tipo de descripción puedes utilizarla tanto en la voz del narrador como en la de un personaje (incluso el personaje puede describirse a sí mismo).
La caracterización indirecta consiste en que el autor insinúa al lector los rasgos del personaje, generalmente a través de sus diálogos, sus gestos, sus actos, su estilo de vida… El efecto que el autor busca es que el lector conozca (o más bien deduzca) cómo es el protagonista sin presentárselo de manera explícita.
Este tipo de caracterización se utiliza principalmente en la voz del narrador.
Es posible hablar de cuatro descripciones diferentes:
No te dejes asustar por la palabreja. El término prosopofrafía proviene del griego prosop, que significa aspecto. Por tanto, este tipo de descripción es el que menciona las características físicas y el atuendo del personaje.
En efecto, esta es otra palabra que también heredamos del griego ethos que significa costumbre, conducta (de este término también nos ha llegado la palabra ética). La etopeya es una descripción de los rasgos morales y psicológicos del personaje, incluyendo tanto sus virtudes como sus defectos.
El retrato es la descripción de la apariencia física y de las cualidades psicológicas del personaje. Si te gustan las fórmulas matemáticas podríamos decir que prosopografía + etopeya = retrato.
La caricatura es un retrato donde los rasgos y cualidades se presentan de forma exagerada y deforme, sobre todo se acentúan los defectos y atributos atípicos.
En el vídeo analizo un fragmento de El largo adiós de R. Chandler donde te identifico los conceptos anteriores. También te hablo sobre qué tipo de descripción es más adecuado trabajar.
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Espero haberte ayudado a mejorar la calidad de tus textos literarios.
Comentarios on Como describir personajes literarios
En un inicio anotaba cada detalle, he entendido que está bien dar algunos rasgos, solo si es necesario una total descripción, si no, solo rasgos que el lector pueda imaginarlo.